Hola, mi emprendedora proactiva. Gracias por leerme cada martes. Los mensajes que recibo de ustedes me animan a seguir mostrándoles otra perspectiva para su propia reflexión y, sobre todo, para que puedan crear su propio criterio.
Hace dos semanas les escribí sobre la Voluntad de Dios.
Hablé de que hay una fuerza superior, más grande que nosotros, sin principio ni fin, que no se agota y definitivamente influye en nuestra vida. Esa fuerza, en la ciencia, se conoce como átomos de energía (porque todos somos energía), en la física le llaman física cuántica (porque somos partículas de energía), la neurociencia lo denomina ley de atracción (porque atraemos lo que vibramos) y en la religión se llama Dios, el creador y dador de vida.
Como seres humanos, apoyarnos en una fuerza superior es natural. Venimos codificados ancestralmente para sentir y “creer” que alguien nos cuida, y a ese alguien le debemos lealtad. Hasta aquí, todo bien.
Sin embargo, la confusión aparece cuando responsabilizas a esa fuerza superior (sea cual sea la tuya) de todo lo que te sucede. Ejemplo: «Dios mío, ¿por qué me pasan estas cosas? Estoy sola, con hijos, todo depende de mí, y siento que la vida está en mi contra. Nada termina de caminar bien, me pasan y me siguen pasando situaciones negativas. Dios, tú sabes que soy fiel a ti, que soy buena persona, que ayudo a todos, que no me meto con nadie… entonces no entiendo, ¿por qué no me ayudas?»
En este blog, quiero hablar de los conceptos de quién soy y lo que haces. Este tema es largo y tiene muchas vertientes para comprenderlo; sin embargo, les haré el mismo resumen que me sirvió a mí para aplicarlo en mi vida.
El concepto de quién soy es propio, es lo que tú crees de ti, no necesariamente lo que eres en realidad. Para explicarlo mejor, tú puedes “creer” que eres buena persona, aun cuando a veces haces cosas que no van acorde a esa imagen. Utilizo «bueno» o «malo» porque son etiquetas morales que solemos aplicar para definirnos.
¿Ser buena garantiza progreso?
Puedes ser buena persona, claro que sí. Quizás no destruyes a otros, pero eso no necesariamente se relaciona con tu nivel de compromiso. Puedes ser «buena gente», pero si no tienes metas claras y no cumples con lo que te propones, los resultados no llegarán. Esto aplica para cualquier área de tu vida: salud, relaciones personales o ámbito laboral y financiero.
Ser fiel a tu esposo, ser una hermana ejemplar o una hija intachable no te garantiza resultados en tu negocio, emprendimiento o proyecto. Esto no depende de «qué tan buena» eres, sino de tu capacidad de persistir, resolver conflictos y tu ambición por alcanzar tus deseos. Ser “buena” no es sinónimo de progreso.
¿Las personas cercanas apoyan siempre?
Muchas personas creen que, por ser “buena gente”, recibirán apoyo o ventas de su círculo cercano. Pero, a menudo, las personas más cercanas son las que más cuestionan y menos apoyan, incluso te llaman «loca» y dudan de tus logros. Esto no significa que debes dejar de esforzarte, pero recuerda que tus resultados no dependen de la opinión de otros.
¿Qué significa ser buena persona para ti?
El ideal de «bueno» o «malo» es subjetivo. Lo que para ti es un pecado, como robar un chicle, para otra persona puede no ser nada. Por ejemplo, puedes ser buena hija porque ayudas a tus padres, pero si esa ayuda implica endeudarte y quedarte sin dinero, estás siendo irresponsable contigo misma. Aquí entran en juego tus creencias: lo que crees ser vs. lo que realmente eres. Y no se trata de lo que otros piensen, sino de lo que tú misma crees de ti.
La etiqueta de «bueno» y «malo»
La moralidad y la religión a menudo definen lo «bueno» y lo «malo», y nos enseñan que “los buenos van al cielo y los malos, al infierno”. Este es un mecanismo de control humano antiguo. Pero realmente no existen “buenos” y “malos”; lo que existe son comportamientos y elecciones. Esta es una etiqueta que puede ser limitante para tu crecimiento.
Identidad: ¿Quién soy?
Tu identidad es tu sello único, esa marca irrepetible que te diferencia, como tus huellas dactilares. La identidad va más allá de cómo te comportas en diferentes momentos. Es el núcleo de quién eres, cada día de tu vida.
Ser vs. Comportamiento
- Quién soy: La esencia de tu ser. Eres un ser humano con un nombre y una historia.
- Comportamiento: La manera en la que actúas, ya sea de manera positiva o negativa. Eres realista o optimista. Crees en ti o tienes dudas.
Tu identidad, o quién eres, define tu progreso y abundancia. Saber quién eres te permite tomar decisiones conscientes y trabajar en áreas de mejora. Si sabes que tiendes al pesimismo pero quieres progresar, puedes aprender técnicas para fortalecer el pensamiento positivo.
Mi emprendedora, puedes comenzar hoy mismo a crear una nueva identidad, renovada y llena de energía y abundancia. ¿Cómo? Entrenando tu mente.
Este mes de noviembre estaré trabajando directamente con 5 mujeres emprendedoras que no dudan de sí mismas, pero tienen miedo a estancarse. Si eres una de esas 5, ve a mi último post en Instagram @maferproactiva y comenta la palabra «NO TENGO MIEDO», y tendrás toda la información para unirte a mi programa de 90 días, Nueva Mente.
Deseo de todo corazón que encuentres en tu nueva identidad la dirección que necesitas para que tu vida cambie para mejor.
¡Te veo pronto!
Mafer Proactiva